Los invitados a tomá potaje son...


Avío: utensilios usados para hacer una actividad como, por ejemplo, "lo avío der fontanero". En mi pueblo, to lo que se le echa al potaje: sus verduritas, su tocinito, su chorizo, su morcilla... Son "lo avío der potaje". Que los garbanzos sin avío como que no saben a ná, ¿verdá?
¿"Lo avío del correr"? Descúbrelos en esta bitácora.


¡Y participa! Deja tu comentario, por favor

Si quieres seguir mi bitácora, hazte seguidor (columna de la derecha).

¡Que te aproveche!



21 de noviembre de 2010

Crónica de la (casi) Media Maratón de Camas (Sevilla) 2010. A la tercera no fue la vencida.

No pudo ser. Mi objetivo de bajar este año de la hora y media en la media maratón se volvió a frustrar. Aunque la marca oficial fue de 1´29´15, la carrera, como viene siendo habitual, no tenía la distancia oficial de 21097 metros. Vamos, ni por asomo. Sobre 20750 metros decía mi Garmin, casi lo mismo en el de otros cuatro usuarios de Garmin a los que pregunté en la meta. Mi marca habría sido de más o menos 1´30´45, a un tris de conseguirlo. La media, 4´18.

El nombre del pueblo, Camas, nombre que evoca descanso y sueño, nada tiene que ver curiosamente con el lugar en el que pasamos la noche. Yo pensaba que tenía que ver algo con ser un pueblo dormitorio de la capital. Me dio por buscar el origen del nombre en la Wikipedia para confirmarlo y me llevo esta sorpresa... "Camas procede de Al-Kama, un rico hacendado musulmán que estableció una alquería en estas tierras", reza la tradición. Total, el nombre viene de una especie de hacienda que tenía este árabe en la zona. ¡Todos los días se aprende algo nuevo!

Me las prometía felices en la salida. La mañana con fresquete, sobre 10 grados, pero el solito en todo lo alto. Poco viento y muchas ganas de correr. La salida totalmente caótica. La gente se agolpaba bajo el arco de salida, pero de repente veo que la cola avanza. Todos a una hacia adelante. ¿Dónde va la gente? Por lo visto la salida era unos 200 metros más allá, marcada con una simple raya en el suelo. Pensé que era buena señal, que habían medido bien y que el GPS decía que había que empezar allí para cuadrar la distancia. Ná de ná: al final, lo dicho, el mismo desastre de medición de siempre.

Me lanzó a coger mi ritmo de salida, 4´24 y sin ningún problema me veo por debajo de 4´20. Regulo hasta llegar al 5 en 4´24. Cambio y me pongo fácil a 4´19, lo que pretendía. no me lo creo. voy de lujo. Los 10 primeros kms  magníficos, cubrían mis expectativas, y  además casi sin despeinarme. Empiezan algunas cuestas rondando el 10. Cambio y me pongo a 4´13. Se nota ya el esfuerzo. Muy pronto, sobre el 12, veo que no doy para más, que mantener el 4´13 va a difícil incluso. Me fallan las fuerzas. Se suceden las cuestas, sobre todo una que pica para arriba durante unos 300 metros, con una bajada de infarto. Esto acaba de darme la puntilla. Me doy con un canto en los dientes si consigo mantener el 4´13. Pasan los kms y la fuerza de voluntad y un esfuerzo gigantesco hacen que...mantenga el 4´13. Desde el el 10 a esa velocidad. La media bajaría de 4´20 de seguir así.

Veo a lo lejos a Enrique un colega que corre en el barrio. El tío tiene un brazo escayolado, por una caída (corriendo) hace unas semanas. ¡Vaya fuerza de voluntad también la de este hombre! Lo tomo como referencia y en el 19, tras un esfuerzo descomunal, le doy caza. Continuamos juntos, apoyándonos, alternando en la cabeza (¡gracias, Enrique!). A 200 metros, Enrique se relaja: le gusta llegar tranquilo a la meta sea cual sea su marca. Yo acelero en plan Ferrari y adelanto en esos 200 a 9 corredores. Me acerque al objetivo pero no lo logré. En la media de Los Palacios tendré otra oportunidad.

20 de noviembre de 2010

Corriendo bajo la lluvia, tralarí tlaralá

Gene Kelly disfrutando del líquido elmento en la película "Cantando bajo la lluvia"
¿Quién no ha visto esta esta escena archiconocida en la que Gene Kelly se marca un cante mientras se pone como una sopa? Y el colega tan contento. Era feliz e incluso disfrutaba de la lluvia

El viento, el calor, el frío... circunstancias meteorológicas a las que nos tenemos que acostumbrar los que quemamos kms. Difícil encontrar un día con 20 grados y sin viento, cinrcunstancias para mí ideales para correr. La realidad es la que es. Y más remedio que adaptarse a ella.

¿A qué corredor no ha sorprendido el agua durante sus entrenamientos mientras se las prometía muy felices diciéndose "está nublao pero qué va, no llueve"? El agua, esa compañera de viaje del corredor a la que nunca invitamos, hará mucha falta para el campo y los embalses (que la hace), pero a nosotros puñetera la gracia que nos hace cuando nos pilla en plena calle.
 
Por aquí por el sur de España no suele visitarnos mucho pero cuando lo hace bien que se nota su presencia. Sin ir más lejos, el año pasado la cosa fue tremenda. Semanas enteras, un día y otro también lloviendo, mirando por el cristal para ver cuándo podía uno escaparse a echar unos kms sin llegar calao hasta los huesos...Pero yo decidí echarle valor y...definitivamente la lluvia perdió la batalla conmigo. Le perdí el respeto que hasta entonces tenía. Personalmente la experiencia del año pasado me ha fortalecido: hoy por hoy me importa un pimiento si llueve o no. Si quiero salir a correr pues salgo aunque me moje.¿Acaso muerde el agua?

Sin ir más lejos, el miércoles pasao llegué a casa calao hasta los huesos. Sin problema. Salí pitando como siempre hasta el cuarto de baño, agarré el calefactor y lo puse a toda potencia. Entonces me desvestí, hice mis estiramientos y me duché. Y me sentí muy bien, porque una vez más el agua no me había fastidiado el día que podía entrenar, la había derrotado como pienso seguir haciéndolo de aquí en adelante.

He empezado incluso a disfrutar de la lluvia mientras corro. El pisar charcos es una gozada, aunque no lo hago adrede claro. Pero vamos si piso uno hasta que me gusta. Sentir el agua deslizándote por la cara, ver la cara de sorpresa de la gente con la que te cruzas ("éste está como una cabra" dirán), superar el miedo a mojarse. Un entrenamiento con lluvia dejó de ser para mí un problema. Todo es cuestión de cambiar la perspectiva y de ser positivo. La lluvia no altera mis ritmos de entrenamiento, son similares con o sin agua.

Otro dilema es si correr con chubasquero o no. Yo he corrido una sola vez con chubasquero y como deduciréis no fue una buena experiencia. El plástico hace que la transpiración no sea buena y que sudes más, reduciéndose el rendimiento, claro. Corro con la ropa normal con la que corro otros días: al acabar no hay más que salir pitando para la ducha y encerrarte con el calefactor. Llevo años sin resfriarme a  pesar de entrenar en estas condiciones.

Una de mis mejores marcas en media maratón, en Córdoba, hace ya al menos 5 años, la conseguí con una lluvia que nos acompañó desde el principio hasta el final. Así que cuando corráis con lluvia no se os olvide cantar como nuestro amigo Gene Kelly.

16 de noviembre de 2010

Crónica de San Maratoncín de Sevilla 2009

Resulta que rebuscando entre mis correos he recuperado éste en el que había escrito una crónica de la maratón de Sevilla de 2009. Lo de San Maratoncín es un juego de palabras: la carrera se disputó el día 14, día de San Valentín. No he querido retocar nada, aunque ahora se me ocurren varias tonteridas que podrían hacerla más divertida. Así fue y así la conté...

6:30. Toque de diana. Me levanto de un salto: ¡hoy es el día! Por si acaso, dos despertadores con la alarma. Me hago mi cafelito y me lo tomo con un poco de pan con miel, una naranja y un plátano. Relajado. Es lo que tiene haber corrido ocho maratones ya.
7:20. Saco el coche y me espero en la puerta de la piscina. Joaquín llega en punto. Por ahora va bien la cosa
7:35. Recogemos a Paco y a Juanmi. Jajajá, jijijí y se nos van unos minutos.
7:40. Pasamos por José Ignacio. En la puerta de José Ignacio casi diez minutos (empiezo a ponerme de los nervios). Salimos a las 7:45 para el estadio.
8:05. Cola kilométrica para aparcar casi le da la vuelta al estadio. Ahhhhhhh!!! Yo voy con Joaquín en mi coche. Él muy tranquilo como si nada pasara. Yo empiezo a desesperarme. Tomo la sabia decisión de aparcar de cualquier modo en una rotonda cerca del estadio y salir zumbando a toda leche.
8:15. En la puerta del túnel norte, otro rato esperando José Ignacio: tiene que hacer no sé qué no sé dónde. Estoy a un tris de tirar padentro y seguir solo, pero me parece feo. "¡Espérate, coño, que hay tiempo!. Me encuentro en el acceso a uno de Marchena. Tiro padentro con él.
8:20. Con 4 graditos y antes de calentar decido, sabia decisión también, evitar bullas del guardarropa. Me quedo en calzonas y camiseta, congelaíto, dejo la bolsa y salgo pitando para la zona de calentamiento. Allí están los del club de Marchena. Fotos por aquí, fotos por allá, charla con uno y con otro y cuando me doy cuenta nos dan casi las 8:40. Mi estrategia de salir delante empezaba a irse a la porra.
8:40. Todo el mundo tan tranquilo. Nadie atiende a que la hora se echa encima y que nos vamos a comer una cola de gente de aquí te espero en la salido. Corto por lo sano. Decido salir pitando solo  hacia la pista y me coloco, por primera vez desde que corro la maratón, a... 10 metros de la línea de salida, viéndole el careto a Fermín Cacho, a Penti y a todos los negritos. ¡Un lujo!. Eran las 8:40 y tres minutos miro patrás y hay ya más de 100 metros de corredores. ¡Por los pelos! Escogí el momento justo para situarme. bien!!!!
9:00. ¡Salida!. después de 20 minutos de espera. Tardo por primera vez ¡5 segundos! en pasar por la salida. Desde el inicio marco mi zancada, sin agobios. ¡maravilloso! El primer km en 5:10. Ni me lo creo. Pasan los kms. Bebo agua, marco mis 5 por km clavaos en cada km. Todo va de lujo. Risas, bromas, avituallamientos. Me tomo mi chute de glucosa a la hora y cuarto, 15 kms más o menos. El gel hace su efecto y sigo despierto marcando 5 casi clavaos.
10:45. Se acerca el momento de ver a la familia y el momento de la tragedia. A lo lejos diviso a Mercedes y los niños. Más fotitos. Vengo conversando con un chaval de Málaga. Me despisto y se me va pedirle el gel a mi mujer. Ella pensaba (¿?¡!) que me iba a parar a cogerlo. ahhhhhhh!!! No pensaba que fuera tan importante para mí tomarlo. Los siguientes kms todo el mundo me mira. ¿Qué le pasa a este hombre? Miro para todos lados esperando ver a mi hijo venir corriendo a traerme el ansiado gel. Juro en hebreo, en arameo, en servocroata incluso. Con la preocupación descontrolo mi ritmo y me empiezo a embalar sin querer. Jodeeeeeer!!! Estoy por pararme y pedir a alguien del público que me preste un móvil para decirle a mi mujer que intente hacerme llegar el gel. Veo a nuestro amigo Juan, el del parque. Le cuento mientras paso a su lado lo que me pasa. Ni me echa cuenta el colega.
11:10. En la gran plaza empiezo a serenarme un poco y a afrontar la realidad: el gel ya no llegará. me tomo el aquarius que me ofrecen, las naranjas, intentando mitigar la falta de azúcar, que aún no ha llegado, pero que irremisiblemente va a a llevar...
12:05. Nada digno de contar hasta el km 37. Llego al puente del cachorro en 3 horas, 5 minutos y algunos segundos. Media: ¡5 clavaos! He olvidado lo del gel, aunque inconscientemente sé que me va a pasar factura. Es lo que tiene ser geladicto.
12:05. Escucho mucho ruido por detrás. El globo de las 3:30 me supera. Hasta aquí me las prometía muy felices, pero en este punto empiezo a verlo chungo. El globo me pasa como un cohete y con ellos se me va mi ilusión por bajar de las 3:30. La calle torneo, un suplicio, el agotamiento empieza a aparecer y la moral se viene abajo. En ese punto, empiezo a acordarme de mi familia, de mis mejores amigos, de las horas de entrenamiento que llevaba en el cuerpo, de todo lo pasado con las lesiones este año. Saco fuerzas de donde no hay y tiro palante. De la gloria al infierno en un km. Eso es la maratón. En cualquier esquina está el tío del mazo y te la pega de verdad. Ya no miro el crono. Intento sobrevivir a la tentación de pararme y lo consigo. Dentro del parque, de pena, pero no me paro. En el último km, aprieto los dientes y acelero un poco. Entro en el estadio. Otra maratón terminada. Esta vez no entré con un nudo en la garganta como en los tres años anteriores, pero sí con la satisfacción del esfuerzo recompensado y con la duda de si con la glucosa habría ido mejor.

El siguiente artículo también es nuevo. Recién horneado. A ver qué tal os sabe. 

15 de noviembre de 2010

Controlando la cocción del potaje: Del Casio al Garmin Connect

Para hacer un buen potaje hacen falta buenos ingredientes, eso es indiscutible. Buenos y tiernos garbanzos, carne y choricito de calidad, verduras de las buenas. Pero claro, ¿qué sería de nuestros potajes si no controlásemos el tiempo de cocción? Anda que no están buenos ni ná los potajes cocinados con tranquilidad y cariño.

Ya hemos visto en otros artículos de este blog cuáles son los ingredientes de un buen entrenamiento: número justo de kms semanales, desarrollo de la fuerza y la potencia, rodajes largos en progresión, cuatro días de entrenamiento semanal... En fin, lo que ya habéis leído. Pero como la coccíon del potaje tiene su ritmo, un buen entrenamiento también debe estar controlado, tanto en el tiempo que entrenamos como en la intensidad de la sesión que estemos haciendo. Al fin y al cabo, lo que pretendemos siempre (al menos yo) es mejorar, correr cada vez un poquito más rápido, comerle segundos al reloj. Que nuestro potaje atlético esté para chuparse los dedos.

Controlar el tiempo es algo que hacemos todos los que corremos. (Bueno, casi todos. Son rara avis los corren sin nada en la muñeca: les gusta correr a su aire, por sensaciones, sin necesidad dicen de saber a qué ritmo van. A esos les digo que no se llamen a engaño: están realizando una actividad física, sí, pero no están entrenando, no controlan los tiempos de cocción. Y sin control no hay manera de conseguir un plato suculento. (Remito a un artículo anterior sobre la diferencia entre ambos conceptos.)

En mis principios como corredor no llevábamos reloj. Ya nos gustaría haberlo tenido. Simplemente no había dinero para comprarse uno. Al menos en mi caso, imposible hacer ese dispendio. Bastante tenía mi madre con darnos de comer cada día.
Pero pronto la cosa mejoró y pude acceder a comprarme un reloj con cronómetro. Voilà...Les presento el Casio F-91W, una maravilla de la técnica en su día (por cierto, todavía en venta)...



Aquello fue una revolución porque ya sabíamos cuánto tiempo empleábamos en cada km. Eso sí, los kms medidos de la carretera. Pero bueno, era un avance importante.

El siguiente paso fueron los relojes que además de cronómetro tenían pulsómetro. Muchos años estuve corriendo con pulsómetro. Recuerdo aquellos modelos de Polar o los Sigma, que tan buen rendimiento me dieron. El pulso es un dato muy importante para conocer el grado de esfuerzo al que estamos sometiendo a nuestro cuerpo. En los latidos del corazón repercute todo lo que hacemos: si hemos dormido bien esa noche, si hemos comido conveniente, si nos hemos tomado algunas cervecitas de más. En resumen, cuál es nuestra forma física.

Con los pulsómetros, el potaje atlético estaba casi en su punto. Pero faltaba un dato imprescindible. Algún aparato que midiese la distancia recorrida, que diera datos tan importantes como el ritmo instantáneo de carrera, el ritmo medio, la distancia recorrida fuera cual fuera el lugar por donde se corriese...

Hasta hace poco esto era ciencia ficción para los corredores populares. Hoy ya es normal (y barato) equiparse con un GPS de muñeca (Garmin forerunner, Polar, Suunto...). Estos aparatejos consiguen algo mágico: calcular la distancia que recorremos, hallar el ritmo medio... Es el aparato definitivo que todo corredor debe llevar en su muñeca. a

Con los GPS, el entrenamiento del corredor popular es ya realmente científico. Para mí, se ha convertido en un instrumento indispensable para diseñar entrenamientos. Porque, ¿cómo si no podríamos diseñar una sesión de velocidad, por ejemplo, en la que tuviéramos pensado hacer 10 repeticiones de 1000 metros entre 4´20 y 3´50? Imposible. El GPS siempre estará ahí para anunciarte lo que tienes que hacer: si debes acelerar para meterme dentro de los márgenes, si vas muy rápido... Parece ciencia ficción pero hoy ya es real.

Los GPS se revelan como la herramienta definitiva para mejorar como corredores. Los precios se han abaratado tremendamente en los últimos años. De los 400 euros que podia valer el modelo de Garmin Forerunner 205 a los 100 euros y poco que vale ahora. Vale la pena hacer ese desembolso. Las satisfacciones que ofrece compensan con creces el gasto. Así es que el que no lo tenga, que vaya ahorrando para comprárselo pa Navidá.

Cuando conectas un GPS a un ordenador, las posibilidades se multiplican. Puedes ver resúmenes de todos las variables que se te ocurran (distancia recorrida, repeticiones, altura salvada en el entrenamiento y muchos más). Una herramienta online realmente interesante es Garmin Connect. Ésta es la página:

Pincha aquí para ir a Garmin Connect

Una vez que hagas el registro accederás a la página principal de Garmin Connect
Arriba a la derecha, en azul, puedes cargar los entrenamientos que tienes registrado en el Garmin. Conecta el reloj al ordenador y dale a Cargar.

Arriba, al lado del logotipo de Garmin Connect, a la derecha, está por un lado My Connect (donde encontrarás todos tus entrenamientos) y por otro Explorar, donde puedes acceder a los entrenamientos de cualquiera que haya hecho una descarga.

Otra opción es la de mandar por correo a alguien un entrenamiento determinado. Para ello, copia la dirección de ese entrenamiento (debe ser algo así como http://connect.garmin.com/activity/56392237, pero con otro número de actividad, claro) y después pégalo en tu correo. Tu amigo o amiga podrá acceder a tu entrenamiento.

¡Aún hay más sorpresas! Puedes compartir tu entrenamiento a través de Facebook, por ejemplo. Pincha en compartir, debajo del mapa, y verás lo que sale. También puedes ver en Google Earth tu entrenamiento. Y aún hay más...Ve pinchando las distintas opciones y sorpréndete.

¿Qué más se puede pedir? Hoy día por poco más de 100 euros puedes controlar tu entrenamiento, divertirte y compartir tus sesiones con los demás. Es lo que nos faltaba para que nuestro potaje estuviera en su punto. Que te aproveche.

12 de noviembre de 2010

El principio de esta locura

Es bonito hablar de los principios. Hacer un esfuerzo de memoria por recordar lo que pasó es vivirlo de nuevo. Hurgando en mi pasado hago un esfuerzo por traer al presente aquel verano de 1983 o de 1984, no recuerdo bien. Fue cuando nos dio por correr. Se puso de moda. A alguien se le ocurriría y todos fuimos detrás. Igual que se ponía de moda jugar al trompo, juntar estampitas de futbolistas… Aquel verano tocaba la moda de correr.

¡Más de 25 años ya!. En aquel verano fue cuando empecé a echar mis primeras carrerillas. Aquella extraña enfermedad, cuyos síntomas eran las ganas irresistibles de coger carretera alante, no sólo me entró a mí como digo: también afectó a un grupo de amigos (no a todos) de la calle en la que vivía en Marchena, el pueblo en el que nací.

Por la mañana tempranito, porque a otra hora en verano era impensable por el calor, nos reuníamos para escaparnos a echar unos kms: además de mí, Manolín, Miguel, Antonio Puerto, Antonio Vega... ¡Qué recuerdos! Un acompañante de excepción: Yoni, el perro vagabundo que acabó instalándose en nuestra calle y que vivía de lo que le dábamos de comer, corriendo junto a nosotros, acompañándonos allá donde íbamos, carleando, con la lengua fuera, como decimos en Marchena. Me acuerdo de aquellas piedrecitas que golpeaban la ventana para despertar al que se quedaba dormido. Recuerdo aquellos prehistóricos botines blancos que te dejaban los pies hechos polvo (marca Crube con belcro). No había para otra cosa en casa: había que aviarse con estas zapatillas de plástico. 



Peazo zapatillas esas Crube...Para cualquier cosa menos para correr. Pero es lo que había...


El recorrido invariablemente el mismo: la proeza de intentar llegar al cruce de Montepalacios, un cruce de carreteras a unos 7 kms de Marchena.  Al principio se nos resistía, pero recuerdo el día en el que llegamos (y volvimos) cubriendo la nada desdeñable cifra de 14 kms: fue la primera gran satisfacción que me ha dado el atletismo. Poco a poco los compañeros de carrera fueron siendo menos, sobre todo durante el curso escolar. Al final para todos pasó de moda. Salvo para mí. Me vi corriendo solo (algunas veces con Manolín, o con Antonio Puerto), pero casi siempre solo. A los demás dejó de interesarle. Yo seguí por muchos años más. Y los que me quedan. Eso espero.

10 de noviembre de 2010

Un andaluz hablando del andaluz

Por si no lo habéis visto. Vale la pena emplear 10 minutos en oír a este hombre. Si eres bético te va a gustar todavía más. Que lo disfrutéis.

El rey de la maratón y la reina de la copla


     El rey de la maratón el día que batió el récord de la maratón, actualmente vigente

La reina de la copla, Concha Piquer, de joven
 
Ayer, los que amamos esto del correr nos quedamos de piedra leyendo esto...

"El domingo 7 de noviembre, el mejor fondista de la historia del atletismo anunció su retirada tras abandonar en el kilómetro 25 de la Maratón de Nueva York, por una tendinitis en la rodilla derecha.Se va el hombre de la perpetua sonrisa y las piernas de oro.Se va Haile Gebreselassie.

Todos los amantes de este deporte nos llevamos una gran sorpresa cuando nos enteramos del anuncio de su retirada, aunque según fuentes próximas al atleta, cabría la posibilidad de reconsiderar su decisión de retirarse definitivamente. La fecha que parecía perfecta para su adiós era la maratón olímpica de Londres 2012, que culminaría una extensa carrera deportiva llena de medallas y reconocimientos.
La posible retirada de la sonrisa más célebre del atletismo, dejaría un vacío que sólo podría llenar su heredero por excelencia, el también etíope Kenenisa Bekele, que domina en la actualidad el fondo mundial, es decir, los 5.000 y los 10.000 metros. A sus 37 años, el etíope, tiene un palmarés incuestionable, ha sido doble campeón olímpico de 10.000 metros y cuatro veces mundial de esta misma distancia. Es el actual recordman mundial de maratón con una marca personal de 2.03:59, conseguida en Berlín en el año 2008.
Esta leyenda del “deporte rey”, hizo que muchos nos engancháramos al atletismo por esas ganas que siempre transmite al competir y esa deportividad innata que le caracteriza, ya que siempre tiene una sonrisa para todos sus rivales. Se nos puede ir el más grande de la historia, tanto fuera como dentro de la pista, con lo que sólo cabe decir una cosa para terminar, gracias por enseñarnos a sentir y a emocionarnos con la magia de un deporte tan sacrificado y difícil como el atletismo."

Pues sí, el gran Heile Gebreselassie parece que cuelga las zapatillas. El hombre de la sonrisa eterna nació el 18 de abril de 1973. O sea, que con 37 años se retira uno de los mejores fondistas de todos los tiempos. Con su superioridad insultante en la maratón y esa sonrisa que lo acompañaba incluso en los últimos momentos de la maratón, este hombre parece que está a un paso, si no ya, de ser leyenda del atletismo.

Resulta curioso el paralelismo, porque Concha Piquer, según los entendidos (entre los que se encuentran mi madre, mi suegra y mi suegro) una de las mejores voces de la copla, por no decir la mejor, dejó su profesión en unas circunstancias parecidas. Un buen día, en Isla Cristina (Huelva), la señora famosa por su baúl, notó que algo no funcionaba en su voz. Dejó de cantar y anunció con toda la naturalidad del mundo que se retiraba de los escenarios. El mismo señorío que acompañó su vida acompañó su despedida.

La diferencia es que Concha Piquer efectivamente no volvió a actuar y lo de Heile está por ver... Pero en todo caso son dos despedidas igual de ejemplares. Porque son muchos los que se arrastran por los escenarios, los que se arrastran por las pistas y no saben retirarse a tiempo. Una buena retirada a tiempo es una victoria.

¿Qué os pareció el artículo?  Gracias por vuestra opinión.

7 de noviembre de 2010

Crónica de un objetivo (casi) cumplido (Media Maratón Tierra y Olivo 2010)

La jornada prometía en lo meteorológico. Ayer sábado, día de manga corta en Sevilla. Pocas ciudades de España en la que uno se permite el lujo de pasear tranquilamente con manga corta en pleno mes de noviembre. ¡Un lujazo!

La carrera daría comienzo a las 10 AM (antes de merendar, como diría Mortadelo). Desde las 7 y cuarto levantao, practicando mi habitual paseo fantasmagórico por pasillos y habitaciones. Por supuesto, como toca, el ritual de preparar la ropita (calzonas, camiseta, sudadera, pantalón y demás avíos textiles; reloj, ¡taponcito dosificador! de botella y gel "Antonia") hecho el día anterior, para que no hubiera sorpresas. Que uno ya ha cocinado muchos potajes y sabe que teniendo los avíos a mano no hay sorpresas.
Viaje a Montequinto en el coche de mi buen amigo Andrés. En un plisplas nos plantamos  allí, cogemos el autobús y llegamos a la salida en Dos Hermanas, con hora y cuarto casi de antelación. Buena organización. De momento, todo sobre ruedas. Agradable e interesante conversación como siempre que me junto con Andrés.
Buen ambiente, unos 1300 corredores. Esta vez, nos colocamos bien en la salida, en las primeras líneas. La cuesta abajo del primer km nos hace volar, casi sin quererlo, rozando los 4 min. Perfecta sintonía con Andrés, con el que empezaré y acabaré la carrera, como no podía ser menos. Nos miramos y nos dijimos que esto no pué sé, que a 4 pelaos no llegamos ni a la salida de Montequinto. Vamos relajando el ritmo y pasamos el km 6 a 4´27 de media. Esto ya es otra cosa. Quizás un poco lento para aspirar a bajar de la hora treinta, pero más vale quedarse corto...
Pulsamos en el Garmin nueva vuelta y nos ponemos sin problemas en 4´15-17. La carrera se endurece con el pasar de los kms. Subidas muy fuertes que se compensaban con bajadas de miedo. Del km 6 al 15-16, la parte mejor de la carrera. Los dos vamos de lujo adelantando a toa leche a montones de corredores-noseguidoresdegavela. Se nos van las piernas. Nos las prometemos felices.
(Hacia el km 2 vemos que nos adelanta un colega calzado de un modo harto peculiar... ¡En chanclas! Tal como lo cuento, el tío va con chanclas de la playa, como si viniera directamente de Matalascañas ¡Hay gente pa tó! Pero esto es de estar como una cabra. Supongo que sería una apuesta con un colega: ¿a que corro la carrera en chanclas? ¿qué te pones? Y además, de lento, ná de ná. Nos adelantó ¡con las chanclas! en el km 2 y en el 17 más o menos lo superamos).
En el km 15 surge la alerta. Ya con el gel "Antonia" en el cuerpo mío y en el de Andrés, el esfuerzo había resultado excesivo. Empezamos a notar simultáneamente cierta debilidad en eses km, claro que estábamos subiendo la enésima cuesta. Imposible acelerar, el ritmo no baja de 4´15 y a esas alturas nos dábamos con un canto en los dientes si acabábamos así. Los últimos kms aguantando, sufriendo, sobre todo desde el 18, ya dentro de Dos Hermanas. Los dos pasándolo mal a esas alturas pero animándonos (¡gracias, Andrés, si no es por ti me vengo abajo!).
Al final, lo que temíamos: carrera mal medida, en total 20670 metros. ¡400 metros de diferencia! La marca 1´29´33, irreal, porque habriamos hecho 1´31´17 aproximadamente. Con el cabreo en el cuerpo (es increíble que con las tecnologías de medición que hay hoy día la organización no afine más en la distancia) nos volvemos a Sevilla más contentos que unas castañuelas, con los deberes hechos.